domingo, 13 de agosto de 2017

DESFILE DE MOROS Y CRISTIANOS: CONCORDIA MEDITERRÁNEO

Moros y cristianos 
y
“CONCORDIA MEDITERRÁNEO”

José Manuel Gironés
Presidente del Centro  UNESCO Valencia/Mediterráneo

El pasado 3 de junio se clausuró frente a la playa de las Arenas en el mar de Valencia, la última edición de la Multaqa de las Culturas y de las Religiones del Mediterráneo y allí pasaron cosas interesantísimas que podrían hacernos reflexionar sobre algo tan cercano para nosotros como la festa dels moros i cristiansd’Ontrinyent;  y, a la vez, tan abierto y universal como el llamamiento para la reconstrucción de las Naciones Unidas, que de forma generalizada se está extendiendo en el mundo a golpe de telediario con imágenes ya insoportables de los que se ahogan y con  el grito desgarrador  ¡vergogna! (vergonya) lanzado por el Papa Francisco y por Francisco Rutelli o Federico Mayor  en nombre de la ONU y de la  UNESCO.

Multaqa significa en árabe  lo que para nosotros “aplec”,  encuentro amistoso, abierto, sin exclusiones, de buen rollo. Y en uno de los momentos más esperanzadores con que declinaba el pasado siglo con la desintegración del imperio soviético en 1989, la apertura al Este y el proceso euromediterráneo, la UNESCO y su Consejo Mediterráneo de la Cultura convocaron a finales de 1998 el Gran Multaqa de Agrigento que establecía las bases para levantar las dos pasarelas imprescindibles de la paz: el respeto de las identidades y la solidaridad económica y social. El marco teórico estaba hecho y a pesar del recalcitrante incumplimiento del derecho internacional por el Estado de Israel, siempre apoyado por la complicidad de los Estados Unidos, el horizonte futuro del Mediterráneo parecía despejarse. Pero los atentados del 11-S acrecentaron el conflicto hasta extremos inimaginables, primero con el  shock presencial y simultáneo al mundo entero del hundimiento de las torres del World Trade Center (signo inequívoco del poder de la imagen en el nuevo siglo) y a continuación la reacción indiscriminada de un “eje del mal” puesto en evidencia por sus falsedades ante el Consejo de Seguridad que con la guerra extendió tras la inestabilidad, el caos y la desolación en países como Afganistán, Irak, Libia y actualmente Siria y Yemen, deslizando hacia Europa modalidades de terrorismo suicida que hace dos décadas no hubiéramos sido capaces de imaginar.

La UNESCO había solicitado a la Generalitat Valenciana  en 1999 la organización en Santa Maria de la Valldigna de una Segunda Multaqa del Mediterráneo para continuar en noviembre de 2001 la que sirvió de gran precedente en Agrigento, pero justo dos meses antes de su celebración devino la catástrofe. Con el mundo conmocionado por los hechos de Nueva York no quedaba espacio mediático para exhibir los valores gastronómicos, culturales, religiosos, turísticos, o de simple calidad de vida de nuestro mar Mediterráneo, y tras una agria discusión en el seno de la UNESCO se convocaron sendas ruedas de prensa, en París y Valencia, para dar cuenta de que la II Multaqa quedaba suspendida sine-die. Nunca el gran programa mediterráneo de la UNESCO, que prácticamente daba trabajoa una planta entera en el edificio de París Fontenoy, volvería a recuperarse. Pero la tenacidad incansable del valenciano Pepín Vidal Beneyto (ex -presidente del Conseil Méditerranéen de la Culture de la UNESCO) no cesó de alumbrar invenciones y en el año 2005 y consiguió que el presidente de UNESCO en España, Luís Ramallo Massanet, acompañado de su secretario general Pablo Barrios solicitaran (y obtuvieran) el respaldo de la  Generalitat para la creación de un Centro UNESCO Valencia que fuera capaz de proyectarse internacionalmente -“la doble mirada” la llamaron- hacia todo el horizonte  mediterráneo cara al levante, y hacia toda la península ibérica, incluido Portugal, en la mirada hacia poniente. Se trataba, en la medida de lo posible,-desde Santa María de la Valldigna- de mantener viva la llama de Agrigento, con una la edición anual   de la Multaqa de las Culturas (con sus especialidades, yumuaa del islam,   shabbath,  hebrero y dominica cristiana)  y lanzar algunos otros eventos de gran proyección mundial como fueron el gran concierto del 60 Aniversario de la UNESCO (con Daniel Baremboim, Zubin Mheta y la presencia de los tres directores generales entonces vivos M’tar Mbow, Federico Mayor y Koichiro Matsuura) como el Civitas Pacisque encabezó la celebración UNESCO del Bimilenario de Augusto, reuniendo en Valencia (foro romano de La Almoina) y Roma (monumento del Ara Pacis) a las 24 ciudades mediterráneas hoy inscritas en la Lista del Patrimonio de la Humanidad; ocomo el hermanamiento entre la Ciudad de las Ciencias de Valencia y la Biblioteca de Alejandría, que entonces denominamos Jornada UNESCO de la Ciencia Joven, y reunió a más de dos mil  jóvenes, identificados por grupos (“yo Arquímedes”, “yo Leonardo”, “yo Marconi”, “yo Einstein”) que el 26 de octubre de 2007 batieron oficialmente el GUINESS WORLD RECORD de lanzamiento simultáneo de flechas voladoras (2103) según certificaron las juezas japonesas y el notario Rafael  Gomez Ferrer, allí presentes, quienes descontaron las flechas que no supieron volar desde la balconada del Museo de Ciencias hasta el riachuelo establecido como marca. 

Diez ediciones de la Multaqa en Santa Maria de la Valldigna, y tres celebradas en Valencia en el contexto de la Ruta de la Seda, nos han situado a las puertas de la próxima II Gran Multaqa mediterránea de Sicilia (o Multaqa del XX aniversario de la de Agrigento) y ha sido precisamente ésta la que hemos denominado MULTAQA de la Concordia Mediterráneo la que nos ha aportado mejores enseñanzas en el plano de la convivencia festera, intercultural y interreligiosa. Y cuál ha sido la clave de esta revelación festiva. Pues esencialmente el paso de las discrepancias intelectuales a las concordancias emotivas, espirituales y morales, con el descubrimiento sorprendente de que en este terreno es mucho más lo         que nos une a los judíos, cristianos e islámicos que lo que nos separa.

Cuando en la Multaqa “Factum Maris” del año 2014 llevamos la fiesta de Moros y Cristianos como espectáculo de cierre a Santa María de la Valldigna, ni de lejos podíamos imaginar el potencial de sentido y sensibilidad con que íbamos a encontrarnos apenas tres años después, al experimentar con una participación no ya carnavalesca, de moros y cristianos de mentirijillas, sino de moros y cristianos de verdad, cada uno con sus propios sentimientos religiosos sinceros y refinados, cada uno con su relativo sentido del humor, cada uno con  su propia excelente alteridad (es decir con la capacidad de relativizarse, de hacerse o de sentirse transitoriamente como si fuera otro; en todo carnaval -por un rato- el hombre se viste de mujer y la mujer de hombre y hasta el vivo se goza de hacerse pasar por esqueleto o calavera).

Lo dice con verso certero nuestro impagable compatriota  Joaquín José Cervino Ferrero:

“Ven y consiente que en ficción risueña, / Y en bullicioso retronante alarde,      /El humo de la pólvora te anime/ Y el estallar del arcabuz te halague.

“Ven hoy a ver cómo en alegres burlas, /Recordando el valor de nuestros padres, /Unos somos cristianos, otros moros, / Y todos en quererte ¡oh patria! Iguales.

Toda clase de humor, según el grado de refinamiento en que se hallen las gentes, sus pueblos, culturas  y sociedades, echa las raíces hasta lo más hondo de la condición humana. Atribuimos a otros con error lo que es ignorancia propia y desconocimiento. Basta colocar uno al lado de otro, pasajes de Sancho Panza tal como vienen en El Quijote, junto a pasajes del Mulá Nasruddin tal como se cuentan aún hoy en todo el mundo islámico para ver como son de semejantes.

Por ello, al constatar que la ceremonia inicial de “La llamada a la oración”  iniciada con nuestra Multaqa desde 2005 había pasado de ser una iniciativa insólita a una práctica internacional cada vez más frecuente e incluso practicada y avalada por los mismos papas, quisimos explorar si habría espacio para un proceso de participación semejante en la ceremonia final con el desfile de los moros y cristianos. Y el  balance tras el desfile y rendición de armas -alfanges, espadas, espindargas y manguales-en la clausura del 3 de junio, resultó a todos más que sorprendente, porque, no ya “nuestros moros y cristianos” sino, los moros de verdad, los venidos desde la Tarika Alawiya en Argelia, toda la noche en el barco de la línea Mostaganem/Valencia, y los venidos con el movimiento Scout Islámico, desde Murcia, desde Madrid, desde París y diversos otros lugares de Francia, se sumaron a la fiesta, tanto en la fase de jolgorio como, en la fase de respeto y sentimiento en la entrega simbólica de las armas que escenificamos a los pies de la imagen del Santo Grial que habíamos situado delante del templo griego de La Concordia de Agrigento.

El líder Cheik Khaled Bentounes, al ser preguntado  sobre la posibilidad de incorporar en nuestro festejo a sus jóvenes seguidores –de firme convicción musulmana- nos respondió que la participación sería plena y sincera; y que si examináramos juntos algunas figuras y arquetipos como la figura del Emir Abd El-Kader o el arquetipo del Santo Caliz de la Cena, veríamos como de ellos emanan valores que son propios para toda la humanidad y fuentes de paz para el mundo entero. Así, dice, el Santo Grial es de hecho una copa judía (del siglo I) un tronco y asas tardo mozárabes cristianas (del siglo XII-XIII) y una base pebetero islámica califal (de Córdoba siglo IX o X): Un arquetipo fuertemente simbólico para este mundo y para este siglo.
                                               

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